miércoles, 1 de noviembre de 2017

John Woo, el gran renovador del cine de acción: mucho más que palomas y cámara lenta


La carrera de John Woo ha pasado por unos altibajos de valoración crítica y de público francamente espectaculares. Sus películas clásicas de los ochenta en Hong Kong son hoy consideradas templos absolutos de la acción, pero se las ve como reliquias de tiempos que no volverán. Su etapa en Hollywood con el cambio de siglo fue fiscutidísima y aún hoy no terminamos de ponernos de acuerdo sobre si aquello estuvo bien o no.

Y desde entonces, John Woo, director de 'The Killer' y 'Hard-Boiled', pero responsable también de 'Mission: Impossible 2' y 'Blanco humano', bajó la frecuencia con la que dirigía, se zambulló en proyectos de altos vuelos distanciados de sus orígenes y ha acabado reinstalándose en Hong Kong, donde ha dirigido 'Manhunt', recién vista en Venecia. La crítica ha sido, como no podía ser de otro modo, algo condescendiente.

La mayoría de las opiniones sobre este retorno de Woo a un cine de acción bastante parecido al que hacía antes de su periplo americano es que** roza la autoparodia de tanto como imita sus tics de autor**. Aunque por supuesto no podemos defender o atacar la película hasta no haberla visto, por lo que se percibe en avances y comentarios, esa apreciación parece completamente cierta... aunque las conclusiones sea erróneas.
John Woo no entiende el concepto de autoparodia. Todas las películas con su épica al 11, su sentimentalismo extremo, sus héroes de una pieza, sus palomas y sus cámaras lentas, son completamente serias. Como veremos, a veces hay espacio para el humor, pero siempre viene del guion, de las relaciones entre personajes, nunca de la acción: los duelos con gente muy grave apuntándose con pistolas a dos centímetros de la cámara... eso nunca es un chiste.

Así que vamos a repasar someramente las características del cine de John Woo. Las temáticas y las estéticas. Y luego vamos a sobrevolar (como una paloma, sí, como una paloma, que si no lo decís reventáis) su filmografía, revisando sus éxitos y fracasos. Aviso: por aquí somos más de 'Mission: Impossible II' que de 'Acantilado rojo'. Id preparando la bilis.
Antes de John Woo: la Nueva Ola del cine de Hong Kong

A finales de los setenta empezaba a apagarse el eco del primer bombazo que la filmografía de Hong Kong exportó al resto del mundo, el cine clásico de artes marciales, con la estela de Bruce Lee apagándose entre infinidad de imitadores orientales. Surgió en la entonces aún colonia británica un movimiento de cine renovador y comandado por jóvenes autores. Se le llamó Nueva Ola.
Hongkongnewwave
Esa Nueva Ola estaba orgullosa de pertenecer a un país que había fundamentado sus grandes éxitos de taquilla en un folclore milenario y en la ópera china, que es de donde procede el cine de artes marciales. Había exportado ese cine a todo el mundo, había difundido la filosofía oriental implícita en el kung fu y había exportado a occidente una de las estrellas de cine más fulgurantes de todos los tiempos. Y aún así, con todo, no se dejaba contaminar por el cine occidental: hasta bien entrados los noventa, los éxitos de taquilla occidentales no impactaron en Hong Kong.

Estos jóvenes realizadores, curtidos en televisión en la segunda mitad de los setenta, sumaron a esa sensacion de otredad con respecto al cine del resto del mundo cierta necesidad de crítica social, de hablar de problemas reales del Hong Kong de la época, algo que el ultraescapista cine de artes marciales no permitía. La mayoría de ellos (nombres que luego prosperaron en el cine, como Ronny Yu, Alex Cheung o Patrick Tam) rubricaron ficciones televisivas de corte policiaco, pero con un fuerte contenido social.

Cuando esta Nueva Ola de realizadores pasó al cine, conservaron esa temática policiaca, pero sin sucumbir a la tentación de la espectacularidad pura y dura.Retrataron los bajos fondos, una generación joven sin futuro, los choques con las drogas y las armas y el eterno problema, prácticamente silenciado por una sociedad corrompida desde su base, de las triadas, el crimen organizado chino.
Lovemassacre'Love Massacre', de Patric Tam.
No solo eso: esta nueva ola de realizadores era joven, y como tales, deseosos de experimentar con nuevas formas narrativas. Del cine francés de los sesenta (del que Woo siempre se ha considerado un abierto admirador) no solo robaron el término de la Nueva Ola / nouvelle vague, sino también su afán explorador de las formas: montajes atrevidos, dilatación del espacio y el tiempo a través del montaje y la imagen, experimentación continua con la banda sonora y las interpretaciones.

Todo eso caló en Hong Kong... pero sin abandonar ni las intenciones comerciales ni esa extraña querencia por el policiaco. Después de obras interesantísimas y virtualmente desconocidas en occidente, y que van de la mezcla de ci-fi y artes marciales 'Flash Future Kung Fu' de Kirk Wong o la divertida comedia sobrenatural 'The Spooky Bunch', de Ann Hui, hay un pequeño recambio generacional que recibe su propio nombre, la Segunda Ola.

Los directores de esta segunda ola estaban aún más pendientes de la estética, hasta llegar a extremos como el de Wong Kar-wai, al que en su día se le prestó muy merecida atención en occidente. Uno de los nombres más destacados dentro de ella sería Tsui Hark, un iconoclasta director y productor, inquieto y muy importante en el futuro de John Woo.
Su presencia e importancia en el cine de Hong Kong desde mediados de los ochenta es espectacular. Produjo en los ochenta cuatro películas de éxito arrollador y que desataron decenas de imitadores: 'Una historia china de fantasmas, que puso de moda las historias de espíritus voladores y enamorados; 'Érase una vez en china', que asentó el estrellato de Jet Li y condujo al cine de artes marciales a una nueva edad de oro; 'Zu: Guerreros de la Montaña Mágica', quizás hoy la más olvidada, pero cuyo impacto en Hong Kong es comparable a 'Star Wars'; y, claro, 'Un mañana mejor', debut de John Woo.

Solo con eso, Tsui Hark ya sería un nombre esencial para entender el cine de la época en Hong Kong, pero además dirigió sus propias películas. De la tronchante 'Cole cole que te como' a su increíble y fugaz paso por Hollywood, rubricando dos de las películas más increíblemente extrañas de Jean-Claude Van Damme, pasando por la soberbia 'El tiempo no espera'.
Palomas y ralentís: cómo hacer una película de John Woo

Ahora que hemos hablado de la Nueva Ola del cine hongkonés es un poco más sencillo ubicar el estilo visual de John Woo, que es muy personal y barroco, de acuerdo, pero no sale de la nada. Su empleo de los movimientos de cámara para situar a los personajes en el espacio, la cámara lenta para dilatar el tiempo, las imágenes congeladas para subrayar las emociones fuera de sí... todo eso bebe de aquella generación de creadores de los setenta.
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Woo se atreve a robar recursos del videoclip (el montaje, la falta de pudor con decisiones estéticas extremas) y hasta de la fotonovela (los planos congelados como viñetas en momentos álgidos), y lo combina con una simbología muy particular donde destacan, cómo no, las palomas y los candelabros. Podríamos extraer una intención metafórica de ellas, pero no existe: Woo las usa para subrayar un momento, a menudo altamente violento, pero también estéticamente arrebatador.

Todo eso lo pone en marcha Woo con un estudiadísimo montaje, quizás su rasgo de autor más notable, por encima de los temas recurrentes y de las dichosas palomas. Su forma de montar las secuencias de acción es clara, combinando travellings laterales que sitúan perfectamente a los personajes en el espacio con primeros planos y planos medios a menudo filmados a cámara lenta, lo que permite combinar sensaciones con explosiones.

Esa es la clave del cine de John Woo: cosas volando por los aires que, gracias a su pericia, no impiden que sepamos qué está sintiendo cada personaje de los implicados en esa exhibición de pirotecnia. A ello se suman una serie de tics visuales en los que insiste una y otra vez hasta dotarles de significado o como meros rasgos de estilo.
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-Mexican stand-offs. Para entendernos: el duelo de miradas y pistolas que tan imitado ha sido desde el final de 'Reservoir Dogs' (y que Tarantino, como es bien sabido, copió de 'City on Fire'). Pero donde otros directores como el propio Tarantino acaban haciendo que los duelistas disparen, Woo siempre encuentra la forma de que los contrincantes bajen las armas. ¿Uno de los mejores casos? No os lo vais a creer: 'Broken Arrow'. Más clásicos pero igualmente contundentes son los de 'Cara a cara', 'The Killer' o 'Hard-Boiled'.

-Reflejos. En gafas, cristales, espejos... son siempre preludio de violencia.

-Fetichismo de las armas. Los personajes las palpan, las sienten, las contemplan y las adoran. En 'The Killer' es un aspecto que Woo lleva al extremo.

-Intercambio de armas. Otro de los rasgos más imitado de Woo. Raro es el tiroteo en el que dos personajes de Woo no se lanzan las armas el uno al otro. Es signo de compañerismo y confianza.

-Cámaras lentas. Desde la contemplación de la acción desde fuera al mero recurso estético, no hay escena de acción de John Woo sin una buena cámara lenta.
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En cuanto a los rasgos temáticos comunes en todas sus películas (especialmente en las hongkonesas, ya que en las estadounidenses se se diluyen notablemente), tenemos tropos a los que Woo vuelve una y otra vez, como:

-El honor por encima de todo: Woo ha declarado en numerosas ocasiones sentirse como un hombre chapado a la antigua en términos de honor y caballerosidad, como un guerrero medieval. La amistad, el respeto por el enemigo, los códigos de comportamientos que marcan a los héroes pero también a los villanos...

Hasta los asesinos a sueldo o los miembros de las triadas tienen estrictos códigos que marcan las tramas de películas como 'The Killer' o 'Un mañana mejor', que en su día recibió críticas fortísimas por glorificar a los delincuentes.

-Espiritualidad: John Woo recibió una educación religiosa estricta, a medio camino entre el catolicismo y el luteranismo, y eso se plasma en la estética (de nuevo las palomas, claro, pero también la devoción de Woo por las iglesias y los templos como escenarios para ambientar secuencias de ación). Las estatuas e imágenes de peculiar religiosidad de influencia occidental también están muy presentes en su cine hongkonés. Y luego está el eterno tema de la redención y el perdón, marcado a fuego en su cine y en la religión cristiana.

-Compañerismo: En numerosas ocasiones se ha hablado de un subtexto gay en muchas de sus películas, y que vertebra las relaciones de los personajes de 'Una bala en la cabeza', 'Un mañana mejor' o incluso la pareja de villanos de 'Blanco humano'. Aunque nunca lo hace explícito, lo cierto es que las relaciones de amistad, lealtad y respeto entre los amigos y enemigos de sus películas son mucho más excitantes y humanas que las algo frías relaciones románticas tradicionales que describe en películas como 'Hard-Boiled'.
Los primeros pasos: tiempos de kung fu
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John Woo nació en 1946 y vivió una infancia durísima tras la revolución china, la muerte de su padre y un incendio que obligó a su familia a pasar un año en la calle. Se crió en la calle en el Hong Kong de los años sesenta, lo que le permitió contemplar de primera mano la salvaje vida de los gangsters y las bandas que se apropiaban de los barrios más desafortunados de la ciudad.

Sin embargo, consiguió ir a la universidad, y fue allí donde su afición infantil por el cine (su madre les llevaba a él y a sus hermanos siempre que podía) se consolidó,descubriendo el cine internacional y a los cineastas de los sesenta y primeros setenta. Él cita como influencias primordiales de su cine a gente como Fellini, Antonioni, Scorsese, Peckinpah, Truffaut, Hitchcock o Kurosawa.

Tras una etapa de un par de años como cortometrajista dramático experimental, en 1969 logró entrar en la industria trabajando para el conocidísimo cómico Michael Hui, que reventó las taquillas chinas en los ochenta mezclando comedia y acción. En poco tiempo entró en la mítica productora Shaw Brothers haciendo de ayudante de dirección del realizador más importante de la época, el mítico Chang Cheh. De él extrajo detalles técnicos (como la importancia del montaje para que la claridad prevalezca en las secuencias de acción) y temas recurrentes como el compañerismo y el honor.

El debut de Woo como director fue 'The Young Dragons' en 1973, una película de kung fu casi autoproducida en compañía de un par de amigos y que debido a su extrema violencia fue recortada por la productora Golden Harvest. Determinados rasgos de estilo se dejan notar en esta fase inicial, que incluye películas como la potable 'Hand of Death' (debut de otra estrella, Jackie Chan) o la estupenda 'El último caballero'.

Curiosamente, John Woo fue conocido durante una década como el rey de la comedia de Hong Kong. El motivo fue el extraordinario éxito de una película del género que dirigió en 1977 para Ricky Hui, 'Money Crazy'. A esta le siguieron títulos como 'Follow the Star', 'Hello Late Homecomers' y la muy divertida 'From Riches to Rags', la única que salva Woo de todo este periodo y en la que mezcla parodia multireferencial y pactos con el diablo.

Woo aún tendría que bajar más el listón de calidad para poder sobrevivir: en 1981 firmaría un contrato con la nueva productora Cinema City (futura productora de la soberbia saga de comedias de acción 'Aces go places'), donde rodó películas ignotas como 'Laughing Times', 'Plain Jane to the Rescue' o 'Run, Tiger, Run', alguna de ellas fracasos de taquilla tan notorios que le obligaron a irse a vivir a Taiwan a trabajar en labores de producción.

La única película salvable de esta época es una rareza que había rodado en 1982 para Golden harvest y que permanecía inédita, pero que la productora desenterró tras el éxito de 'Un mañana mejor'. Se trata de 'Heroes Shed no Tears', una película bélica excesiva y violentísima en la que un grupo de mercenarios se enfrentan a un narcotraficante y en la que Woo ya ensaya algunos de sus temas típicos y también cierta manera muy primitiva de plasmar la violencia en pantalla.
Masacre en Hong Kong: el John Woo más clásico

Woo vuelve de Taiwán decidido a poner un viejo proyecto en marcha, y para ello recurre a su amigo Tsui Hark. El resultado es 'Un mañana mejor', una película que se convirtió en la más taquillera de la historia del cine de Hong Kong y que desataría decenas de imitadores y vería el nacimiento de un nuevo género: el heroic bloodshed. ¿Todas las películas de gángsters chinos con chaqueta y corbata, gafas de sol y disparando a cámara lenta y a dos manos? Todo empezó en 'Un mañana mejor'.

'Un mañana mejor' desarrolla la turbia historia de un trío de personajes, dos gangsters (Di Lung y Chow Yun-fat) y el hermano del primero de ellos (Leslie Cheung), policía ignorante de sus turbios negocios. Cuando los delincuentes son traicionados por su jefe en una emboscada en Taiwán, las vidas de los tres caen en una espiral de violencia que acabará con venganza, redención y perdón.

Inspirándose en un par de clásicos hongkoneses de los sesenta, el negocio fue redondo para Hark y Woo, que de un presupuesto inicial de ochocientos mil dólares recaudaron más de 35 millones. Chow Yung-fat se convirtió en una superestrella de la noche a la mañana y las gafas y la gabardina que lleva en la película se agotaron en las tiendas. Todos los jóvenes querían imitar su pose torturada y sardónica.

Visualmente menos elaborada que películas posteriores (aunque secuencias como aquella en la que el personaje de Chow Yun-fat es disparado en la pierna, o el tiroteo final, dejan buena constancia de quien está tras la cámara), el sello de Woo está claro sobre todo en la temática, que marcaría el resto de la filmografía del director. Gangsters con honor, códigos de conducta, venganzas salvajes y hermanos reales y putativos.

'Un mañana mejor' tendría una secuela, rodada un año después, y en la que Chow Yun-fat interpretaría a su propio hermano gemelo. Woo aprovecharía para colocar como uno de los protagonistas a Dean Shek, un comediante clásico del cine de kung fu y que aquí aporta una interpretación asombrosamente trágica y rica. Hark, consciente de que el público no quería tanto drama como en la primera entrega, pidió a Woo que potenciara las secuencias de acción.

El resultado es una película explosiva y con un punto paródico, que Woo desprecia por su falta de corazón, pero que funciona como un auténtico espectáculo pirotécnico, sobre todo en su demencial tramo final. La muerte del personaje de Chow Yun-fat (que por cierto es homenajeada en 'Amor a quemarropa') es increíble y estéticamente es aún más refinada e influyente que su predecesora.

The Killer, de 1989, son palabras mayores. Para muchos, la gran película de Woo:con ella consiguió reconocimiento internacional, y refinó sus temas y su estilo visual con un equilibrio asombroso. 'The Killer' es dramática, pero sin excederse; y su acción es absolutamente altovoltaica, pero sin interponerse ante la historia que se está contando.

En ella, un asesino (Chow Yun-fat) y un policía (Danny Lee) se enfrentan a muerte (y se identifican más de lo que les gustaría) mientras llevan a cabo un tira y afloja romántico con una chica ciega. El referente inmediato de la película es el también soberbio polar 'El silencio de un hombre' de Melville, pero Woo la toma de base para desarrollar una serie de temas que le interesan, de la ritualidad de los gestos y el fetichismo armamentístico a la forma de rodar acción, más acrobática y estilizada que en su debut.

Aunque si hay un tema vector en The Killer es la identificación entre policía y asesino, de un modo que Woo no trataría con tanta intensidad de nuevo hasta 'Cara a cara'. Woo lo plasma en juegos de reflejos, planos que se repiten, montajes paralelos y una serie de diálogos de cargadísimo simbolismo y que transmiten la idea de que ambos rivales son el mismo tipo de persona, pero la vida les ha llevado por caminos opuestos.

Poco después, y mientras 'The Killer' hacía un recorrido triunfal por festivales de todo el mundo, Tsui Hark (que había producido también 'The Killer') partía peras definitivamente con Woo. Rodó una precuela de 'Un mañana mejor' ambientada en la guerra de Vietnam contando como se conocieron los protagonistas de la primera entrega, mientras que Woo se distanciaba y atraía el interes de Hollywood, hasta llegar a vender los derechos a Tri-Star para un remake americano de 'The Killer' con Walter Hill dirigiendo a Richard Gere y Denzel Washington y que nunca prosperó.

El éxito animó a Woo a emprender proyectos más personales, y el resultado fue 'Una bala en la cabeza', una película antibélica que dejaba de lado la pirotecnia y proponía un drama duro, sin concesiones y lleno de violencia cruda y poco espectacular. Cuenta la historia de tres amigos (Tony Leung, Jacky Cheung y Waise Lee) que intentan enriquecerse en los años sesenta traficando con medicamentos en Vietnam. La ambición los deshumanizará y pondrá a prueba su amistad.

Más cerca de 'El cazador' que del resto de los thrillers urbanos de Woo, el director quizás intenta distanciarse de las primeras críticas que recibió, en las que se le acusaba de glamourizar la violencia. Aquí, sobre todo en las secuencias bélicas, niños e inocentes mueren en circunstancias violentísimas. Poco complaciente, rabiosamente pacifista y, con todo, muy de Woo, 'Una bala en la cabeza' es una de las películas del autor más difíciles de ver pero también de las más memorables.

Tras la sobredosis de intensidad (y un considerable descalabro en taquilla, sumado a durísimas condiciones de rodaje), Woo decidió ir en otra dirección con su siguiente película, 'Un ladrón es siempre un ladrón', una simpatica película de atracos que le llevó de nuevo a terrenos de comedia y donde recuperó a Chow Yun Fat y Leslie Cheung. Junto a Cherie Cheung, son tres expertos ladrones en una peculiar relación triangular.

Pero que nadie espere dramas románticos aquí, sino más bien algo de simpática autoparodia y una absoluta falta de prejuicios a la hora de plantear los embrollados planes de robos, fundamentados en el arrollador carisma del trío protagonista.Woo retoma sus marcas de fábrica y su magistral manejo de la puesta en escena pero sin baños de sangre, en una película que rinde tributo a clásicos de las caper movies y convierte a a Chow Yun-fat es un saladísimo émulo oriental de Cary Grant.

1992 es, finalmente, el año en el que Woo rubrica la que será momentáneamente su última película en Hong Kong: 'Hard-Boiled', una auténtica catedral de acción mastodóntica y que supone el perfecto puente entre su cine hongkonés más dramático y el ya volcado del todo en la estética y la acción pura de sus mejores películas en Hollywood.

Es el puente perfecto porque cuenta una historia que perfectamente podría haber sido rodada a continuación de 'Un mañana mejor': un policía (Chow Yun-fat) y un colega encubierto en las triadas (Tony Leung) son primero rivales y luego aliados contra un peligroso gángster (Anthony Wong) en un choque apocalíptico que incluirá la muerte de varios amigos y un clímax absolutamante excesivo en un hospital que acaba casi destrozado.

Todo en 'Hard-Boiled' está a tope de volumen y de intensidad: el drama, las secuencias de acción, la envergadura de las explosiones... desde el primer tiroteo con un Chow Yun-fat embadurnado de harina en un bar hasta el increíble final que incluye alguna secuencia merecidamente icónica en la planta de maternidad y un plano secuencia sin trucaje totalmente inolvidable, todo en 'Hard-Boiled' es una auténtica exhibición de pericia visual y una obra maestra del género.

El polvorín americano

La etapa norteamericana de Woo ha sido a menudo despreciada por suponer casi sin excepción una rebaja (cuando no banalización) de la intensidad dramática de sus temas. Es cierto: hasta sus mejores piezas allí, como 'Blanco humano' o 'Cara a cara' no puede medirse en ese sentido con 'Un mañana mejor'. Pero la holgura de medios de Hollywood nos permitieron disfrutar de un auténtico mago de la imagen violenta.

Para empezar, Woo se adaptó con facilidad a su nueva posición y sumó con naturalidad al carácter de sus personajes elementos de western. En ninguna película está más claro que en 'Blanco humano', una hipnótica maravilla en la que un Jean-Claude Van Damme en su mejor momento da vida a un vagabundo que se enfrenta a un par de asesinos que organizan cazas de hombres en Nueva Orleans.

Hay una secuencia gloriosa en 'Blanco humano', la presentación del protagonista en términos de collejas a unos desprevenidos gañanes, que es un auténtico prodigio de montaje, coreografía, encuadres perfectos para contemplar gestos de dolor y combinación calculadísima de cámaras lentas y bellísimas panorámicas a ras de suelo que situan acción y personajes. Una pequeña secuencia que deja en evidencia con facilidad a tantos y tantos directores que confunden "acción trepidante" con "montaje confuso".

Pero eso no es todo: el clímax pesadillesco en un almacén de máscaras y carrozas de carnaval, la persecución en los pantanos... a los fans de Van Damme no nos pilla por sorpresa ni sus torpedos de carisma ni sus frases lapidarias ni su pelo imposible, pero en lo que respecta a John Woo, 'Blanco humano' es una auténtica exhibición.Acaba de llegar a Hollywood y ya ha hecho una de las mejores películas de acción de la década.

Esta producción de Sam Raimi debía haber tenido continuidad inmediata, pero un par de proyectos frustrados separaron en tres años esta y su siguiente película, 'Broken Arrow', una simpática cinta de acción con John Travolta en el papel de villano y enfrentado a Christian Slater. El resultado es estimable y modesto, conunas cuantas marcas de fábrica de Woo y una primera mitad clásica y contenida, de interesante acción abstracta con el desierto como estupendo marco.

Tras rodar unos hoy olvidadísimos pilotos para un par de series, un reboot de su 'Un ladrón es un ladrón' (que dio pie a una efímera y simpática serie de atracos) y 'Blackjack' (sobre un guardaespaldas interpretado por Dolph Lundgren), de resultados más que decentes e interesantes para el completista, Woo se embarca en 'Cara a cara', una absoluta chifladura que muchos consideran su mejor película en Estados Unidos.

No lo es porque 'Blanco humano' es absolutamente imbatible, pero la historia de cómo un agente del FBI (John Travolta) decide intercambiar su cara con un sociópata peligroso (Nicolas Cage) para atraparlo nos regala un recital interpretativo altamente chiflado de ambos actores, gracias a un John Woo que consigue que el inicialmente previsto guion de ciencia-ficción para enfrentar a Stallone y Schwarzenegger se convierta en un peculiar thriller con altas dosis de humor negro.

Es una curiosa versión de un tema vector de Woo (el Bien y el Mal, entendiendo que tienen mucho en común), que aquí se hace físico. Woo aprovecha sus montajes paralelos, sus metáforas visuales, su fetichismo armamentístico para reforzar las ideas de la película, que gracias al empaque visual del director consigue lo imposible: ser creíble y emotiva. El tiroteo con 'Over the Rainbow' de fondo, el duelo en la iglesia, las innumerables balaseras... todo hace hincapié una y otra vez en la idea de la dualidad, algo que no está lejos del núcleo central de 'The killer'o de las identidades mezcladas de 'Hard-Boiled'.

Tras una preproducción agónica (un estreno previsto para 1998 se pospuso dos años para que Tom Cruise participara en 'Eyes Wide Shut', a lo que siguieron múltiples cambios de director y guionista) John Woo acabó a las riendas de 'Mission: Impossible 2', posiblemente la entrega menos apreciada de la franquicia de superespías veraniegos. Nuestro consejo: si nunca te ha gustado 'Mission: Impossible 2', no lo intentes ahora. No va a servir de nada.

Pero si te gusta, ya sabes por qué es: con un Woo más desatado y romántico que nunca y con unos medios que hasta entonces no había tenido, componesecuencias de acción literalmente nunca vistas hasta aquel momento en el cine comercial. Las persecuciones de coches y motos, los tiroteos, las peleas cuerpo a cuerpo, las palomas acompañando al héroe, aquí ya visto como un ideal casi icónico...

El crítico medio de la época se quedó con que los americanos no sabían lo que eran las fallas valencianas (hay que tener la sangre muy fría para decir eso desde uno de los países que más facturó spaghetti-western), pero el gourmet del cine de acción se quedó con unas secuencias de acción bombásticas y disparatadas que parecían parodias pero se tomaban muy en serio a sí mismas. Una película que ni siquiera ha sido reivindicada como "placer culpable". Así de buena es.

A partir de aquí, la estrella de Woo comienza a apagarse. sus dos últimas películas en Hollywood, 'Windtalkers' y 'Paycheck', son pequeños desastres. La primera es una aparatosa pieza bélica ambientada en la II Guerra Mundial y de nuevo protagonizada por Nicolas Cage acerca del uso de soldados navajos para encriptar mensajes durante el conflicto y en la que, pese a su solidez formal, apenas aparecen rasgos propios del autor.

'Paycheck' es aún peor: adaptar a Philip K. Dick es una tarea en la que Woo no está nada cómodo. Sus tics autorales parecen casi por contrato y ni siquiera la idea de las identidades confundidas, muy dickiana, sirve para que, como en 'Cara a cara', el director las haga suyas. 'Windtalkers' y ésta son películas bien narradas, con el aplomo y la elegancia propios del director, pero no tienen ninguna convicción y la taquilla lo demostró con sendos fracasos.
Regreso a China

Es significativo que, desde hace 14 años Woo apebas haya rodado. En Estados Unidos se le vinculó insistentemente a un proyecto relacionado con los Masters del Universo que nunca salió adelante (no sabemos si por suerte o todo lo contrario).Tuvo que regresar a China para reencontrarse con ciertas raíces temáticas que han acabado configurando un peculiar regreso.

Tras dirigir el videojuego 'Strangehold', un estupendo homenaje a 'Hard-Boiled' y el resto de sus películas con Chow Yun-fat, Woo firmó 'Acantilado rojo', una épica producción bélica basada en la Batalla del Acantilado Rojo en la dinastía Han. Con un reparto de estrellas encabezado por Tony Leung y Takeshi Kaneshiro, el film supuso un regreso por todo lo alto al cine chino, recaudando 124 millones de dólares y rompiendo el record que hasta entonces mantenía 'Titanic'.

La película se estrenó en dos partes que sumaban cuatro horas, mientras que fuera de Asia se pudo ver una horrible versión extractada de 148 minutos, que obviamente difiere mucho de la experiencia original. La película es una extraordinaria producción bélica que consigue mantener el equilibrio entre la parte dramática y la de acción, más suntuosa y menos demoledora de lo habitual en Woo.

Visualmente espectacular y con un empleo de los escenarios naturales que deja con la boca abierta, quizás este no sea el Woo que los aficionados al cine de acción más directo buscan, pero sí uno capaz de demostrar que su ojo para la épica tiene aplicaciones mucho más clásicas que las vistas hasta ahora. El éxito de Acantilado rojo propició una continuación en clave más romántica, 'The Crossing', también protagonizada por dos estrellas: de nuevo Takeshi Kaneshiro y Zhang Ziyi.

Esta vez, Woo se alejó completamente de la épica pese a la ambientación en época de guerra y se acercó aún más al modelo 'Titanic' con la historia del hundimiento de un vapor en 1949 en el que murieron 1500 personas. De nuevo el metraje rondó las cuatro horas pero los resultados financieron fueron bien distintos: un nuevo desastre de taquilla.

Sin embargo, el John Woo que conocíamos ha vuelto después de todos estos años de dar bandazos por géneros y estilos que, acompañando el público y la crítica o no, no son los que le dieron la fama. Los críticos que han visto 'Manhunt' en Venecia la califican de un regreso del director a sus raíces. Si estará a la altura o no de su impresionante legado habrá que juzgarlo más adelante, pero de momentoestamos preparados para ello, con un revolver en cada mano y mascando nuestra mejor cerilla.
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martes, 31 de octubre de 2017

INCIDENT BY A BANK El cortometraje sobre un fallido robo a un banco.



Para muchos Previo a que Ruben Östlund ganara la Palma de Oro en Cannes 2017 por su ambiciosa película The Square y antes de deslumbrar a la audiencia mundial con Force Majeure en 2014, el director presenció un robo, lo que dio origen a Incident By A Bank. Östlund y el productor Erik Hemmendorff pasaron por delante de un banco sueco cuando dos hombres armados que llevaban máscaras de esquí fallaron en su intento por asaltar las bóvedas de la entidad. El director asumió así una visión privilegiada de testigo del evento, lo que alimentó anímica y estéticamente su obra. "Fue una experiencia muy absurda y surrealista", dijo Östlund a Vimeo, plataforma en la presentó su cortometraje, una réplica fílmica del suceso. "Yo era un espectador completamente cobarde", agregó Östlund.
Años más tarde Östlund meticulosamente recreó el robo con 100 actores, en lo que parece ser una sola toma corta. Con una reminiscencia de una película del director austriaco Michael Haneke, el cortometraje Incident By A Bank convierte a la audiencia en testigos voyeuristas mientras el desafortunado robo se desarrolla en tiempo real, lo que juega en todo momento con las expectativas de quien mira lo que se refleja en la pantalla. La emocionante e inquietante película ganó el Oso de Oro en Berlinale en 2009, y ahora está disponible para ver por primera vez en línea, como puedes apreciar un poco más arriba.


Östlund filmó la película usando la tecnología 5K. Asimismo empleó zooms digitales y sartenes para seguir la acción como supuestamente ocurrió, por lo que parece que la obra fue filmada en una sola toma. "Digitalmente hice zoom hasta 400 % en la imagen, pero creo que funciona bastante bien [a pesar] de la pérdida de calidad", comentó Östlund a Vimeo. El director reveló que hay cuatro cortes ocultos dentro de la película, por lo que se circunscribe en la tradición de obras pioneras y emblemática en este estilo, como La soga [Alfred Hitchcok, 1948],Russkiy kovcheg [Aleksandr Sokúrov, 2002], la primera película en formato de alta definición sin comprimir y la primera cinta comercial sin editar (consiste en una toma única de 90 minutos); o Children of Men [Alfonso Cuarón, 2006], que cuenta con un plano secuencia sin cortes ocultos, a diferencia de la película de Hitchcok y de Incident By A Bank. Östlund concluye cómo fue su proceso. "Hicimos sólo 14 tomas, lo cual no es mucho para mí. Por lo general hago alrededor de 40 cuando filmo, pero sentí que lo tenía cuando estaba caminando a casa [del set] esa noche".

Si tu apetito por cortometrajes sigue pulsando tus ansias de conocimiento y te gusta el arte abstracto, definitivamente tienes que echarle un vistazo a estaspiezas maestras de la animación.

lunes, 30 de octubre de 2017

Gracias al rotundo éxito de la película Wonder Woman, el DC Expanded Universe (DCEU) ha dado luz verde a distintos proyectos cinematográficos, spin-offs que intentarán dar cierta perspectiva y voz a personajes icónicos de la editorial; uno de ellos estará enfocado a uno de los villanos más reconocidos de la cultura popular: The Joker.



Warner Bros será el estudio encargado de poner a trabajar al director Todd Phillips —trilogía de The Hangover—, y al guionista Scott Silver —8 Mile, X-Men Origins: Wolverine y The Fighter—, en una historia que relatará los orígenes del payaso príncipe del crimen. El proyecto tiene expectativas tan altas que se prevé que Martin Scorsese sea el productor de la cinta con el objetivo de darle un tono de cine de gángsters, como en The Departed o Goodfellas.

Proponer el origen de un personaje que en su universo no tiene uno canónico será una tarea difícil. La talla y jerarquía del payaso psicótico ha sido difícil de interpretar a lo largo de sus más de 70 años de existencia. Desde que fue creado por Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson, influenciados por el filme The Man Who Laughs de 1928, han existido diversas historias que han tratado de explicar el origen del mayor enemigo de Batman, algunas más populares que otras. Existen diversos factores que se repiten en la mayoría de estos relatos, como la caída a la fosa de químicos y al Caballero Nocturno como el catalizador de su locura; otros tienen enfoques distintos, como que fue un comediante fracasado o que desde la juventud siempre fue un criminal que escaló hasta convertirse en uno de los mafiosos más reconocidos de Gotham City.

Cualquiera que sea la línea que la futura cinta de WB y Scorsese decidan seguir, deben tomar en cuenta algunas versiones del origen del personaje para darle ese mote que, en primer lugar, convenza a los fanáticos, y, en segundo, que sea un trabajo de calidad digno de The Joker. Es por eso que a continuación detallamos algunas versiones que bien pudieran ser influencia para todos los involucrados en el proyecto:

Batman: The Killing Joke de Alan Moore

Alan Moore, el gurú y leyenda viviente de los cómics y autor de diversos éxitos del género comoWatchmen, estuvo a cargo de una novela gráfica que impactó a los fanáticos de Batman y, sobre todo, de The Joker en 1988. Batman: The Killing Joke es la historia que relata un encuentro a muerte entre el vigilante y el payaso, aunque entre flashbacks nos cuenta la vida de Joker, justo antes de caer en los químicos. Podemos ver a un intento de comediante sin una pizca de humor, con una esposa a punto de dar a luz y que, por cuestiones económicas, llega a relacionarse con unos mafiosos que le ofrecen mucho dinero con tal de entrar a Ace Chemicals, para robar el dinero que hay en el lugar. La esposa muere en un accidente, el atraco se lleva a cabo y cae, asustado por Batman, a la fosa de químicos con el mítico traje y máscara de Red Hood —un ladrón conocido en el DC Universe—.

En el presente, Joker lleva su venganza contra Batman a otro nivel, y deja paralítica a Barbara Gordon de un tiro en la espina dorsal. La desnuda y le toma fotos, se presume que abusa sexualmente de ella para después perturbar a su padre con la evidencia, el Comisionado Gordon, con el objetivo de probar que hasta el hombre más cuerdo y recto puede desquiciarse si tiene un mal día. De las historias más populares, escalofriantes y que ha influenciado mucho a la línea temporal de la Batifamilia.

Joker de Brian Azzarello

Brian Azzarello, uno de los nuevos prodigios en cuanto a escritores de cómics por su trabajo con la editorial Vértigo, se despachó en 2008 con una novela gráfica que, si bien estuvo bastante influenciada por la trilogía de The Dark Knight de Christopher Nolan; nos presentó a un Joker como pocas veces se le ha concebido. Joker, como fue titulado, es retratado desde el punto de vista de uno de los secuaces de poca monta de su banda criminal: Johnny Frost; este acude a Arkham Asylum y, debido a un acontecimiento que no se trata en la historia, liberan al payaso como si estuviera curado de su locura. Al llegar a Gotham City, Joker vuelve con toda la brutalidad hacia sus enemigos, con Harley Quinn y Killer Croc como aliados, maquila una ola de asesinatos y todo tipo de actos violentos.

Ante los ojos horrorizados de Frost, podemos ver a un Joker que va de cero a 100 en segundos, mientras que en una página masacra a alguien con una sonrisa en la cara, en la siguiente viñeta llora desconsoladamente en los brazos de Harley, o en otra viola sin remordimientos a la esposa de Frost con tal de darle una lección. A pesar de ser una obra reciente, esta historia ya forma parte importante en la línea histórica de nuestro temido Comodín.

Arkham Asylum: A Serious House on Serious Earth de Grant Morrison

Arkham Asylum: A Serious House on Serious Earth, es una novela gráfica escrita por Grant Morrison e ilustrada de forma tétrica e impactante por Dave McKean en 1989, nos cuenta la historia de un motín en el instituto mental donde todos los dementes enemigos de Batman permanecen internados. Liderados por Joker, piden dejar libres a los rehenes a cambio del antihéroe; Batman accede a entrar a un lugar donde, según Joker, él también pertenece porque está igual de loco que ellos.

En esta versión, vemos a un Joker desquiciado. Según el diagnóstico de la terapeuta Ruth Adams, su locura no puede ser tratada, ya que tiene síntomas de diversos desórdenes mentales. En sus viñetas vemos que usa tacones y tiene inclinaciones homosexuales hacia Batman, sobre todo cuando le da una nalgada; sin embargo, conserva un tinte espiritual, ya que al momento de que el murciélago logra superar todos los obstáculos de los internos, revelar el secreto del manicomio y el objetivo del motín, Joker deja salir a Batman de la casa de la risa. Artísticamente es el Joker más demencial que se puede encontrar.

Batman: The Dark Knight Returns de Frank Miller

Desde su niñez, Frank Miller, la leyenda viviente en el mundo del cómic, fue fanático del murciélago. Cuando tenía 30 años, DC le dio la difícil tarea de crear una historia de El Caballero Nocturno que provocara un revuelo en los puestos de revistas. Miller recordó que estaba a punto de celebrar su cumpleaños número 31, un año más de la edad promedio de su héroe preferido, entonces decidió escribir la serie Batman: The Dark Knight Returns. 

En ella vemos a un Bruce Wayne viejo, aburrido y retirado de su carrera como vigilante; sin embargo, la aparición de nuevas bandas que hacen de Gotham City un caos, causan que decida volver a portar el manto del murciélago. Aunque por desgracia, algunos viejos conocidos suyos también deciden dejar el retiro del lado, uno de ellos es Joker. Nuestro psicópata preferido había permanecido en Arkham Asylum en estado catatónico, pero al darse cuenta de la cobertura que hacen los medios de comunicación sobre el regreso de Batman, su sonrisa vuelve a adornar su rostro.

Es así como Joker recluta a Toymaker, convence a su psiquiatra de que está curado y logra que éste lo lleve a un talk show estilo Conan O’Brien, en el que, en televisión abierta, asesina a su psiquiatra y a toda la audiencia en el estudio al utilizar su famoso gas hilarante. La confrontación entre Batman y Joker llega hasta la feria estatal, donde, en medio de una masacre a manos de Joker, ambos terminan simbólicamente en el túnel del amor. Después de un sangriento enfrentamiento, Batman deja a Joker mal herido que no puede mover su cuerpo del cuello para abajo. Como último acto en contra del murciélago, Joker decide suicidarse al romperse el cuello para que Batman sea incr por su muerte.

Si bien la novela gráfica de Miller no se centró mucho en Joker, su participación en toda la saga es de vital importancia, ya que una vez más, es el único capaz de llevar a Batman al borde de la locura, y lo hizo de una manera tal que esta versión es una de las preferidas de los fans. Ya las críticas a la Guerra Fría, la sociedad norteamericana y capitalista de Miller, le dan un toque especial a toda su serie del Batman más fiero y peligroso de todos los tiempos.

Batman: Mask of the Phantasm de Bruce Timm y Eric Radomski

Batman: The Animated Series, bajo la dirección de Bruce Timm y Eric Radomsky, así como con los guiones de Paul Dini, Alan Burnett, Steve Perry, Michael Reaves, entre otros, es uno de los pocos trabajos de calidad que han plasmado de manera fiel la esencia de Batman y todo su mundo. Entre los proyectos de este equipo creativo, hubo una película animada que trataba mucho sobre el origen de Batman y de Joker. Batman: Mask of the Phantasm.

En el argumento, vemos a un joven Bruce Wayne en medio de su entrenamiento para convertirse en el oscuro vigilante. Aunque en una visita a sus padres en el cementerio, conoce a una joven de la cual se enamora, Andrea Beaumont; el padre de ella resulta estar inmiscuido con la mafia por una deuda de dinero, pero envían a un sicario a asesinarlo. Ella desaparece y Bruce se convierte en Batman. En el presente, se sabe que todos los viejo mafiosos han sido asesinados. Al investigar el caso, Batman descubre que el homicida es una personaje que se hace llamar Phantasm. El último jefe que queda con vida, recluta a Joker para que lo proteja, ya que el payaso también debe seguir en la lista. Joker acepta no sin antes asesinar al mafioso. El clímax de la historia llega cuando se revela que Phantasm es Andrea, quien cobra venganza por la muerte de su padre y que el sicario enviado era Joker en su juventud antes de volverse loco.

En esta historia podemos ver la influencia de la película de Tim Burton, un Joker con un pasado criminal e íntimamente relacionado con la mafia que tanto combate Batman en sus primeros años como vigilante. Mark Hamill fue el encargado de darle su tétrica voz en aquella época, y es considerada una de las versiones canónicas en las distintas realidades del universo DC. Su carcajada, al momento de desaparecer en las manos de Andrea, es de las mejores que se pueden escuchar.

Personificar al payaso en carne y hueso no ha sido una tarea fácil para los actores que lo han hecho, así como para los estudios y para que los fans acepten las distintas versiones live actionde uno de los villanos favoritos de todos los tiempos. Tim Burton se enfrentó a este obstáculo al llevar a Batman a la pantalla grande, y, de paso, regresarle toda esa oscuridad que la versión de Adam West le arrebató en la década de los 70; la misma labor fue para el enemigo por obviedad en el filme, Joker.

Jack Nicholson fue el encargado de superar el trabajo de Cesar Romero en la serie televisiva. Si bien Romero sólo era un ladronzuelo, Nicholson era un capo de cierto nivel en la mafia, odiado y temido por muchos, aunque traicionado por su jefe por un pequeño affair con su esposa. Nicholson le dio esa sátira que, si bien no rayaba en la demencia descomunal como en otras versiones, sí rememoraba a la creada por Finger, Kane y Robinson en 1940. La actuación del actor fue tan buena que, para muchos fans, es el comodín definitivo, para otros un hueso duro de roer, y para algunos cuantos reivindicó al personaje en la cultura pop. Esta versión te puede hacer reír y llorar de miedo al mismo tiempo.

La trilogía de The Dark Knight de Christopher Nolan es uno de los mejores trabajos en el catálogo del murciélago. La versión de Joker tenía que guardar las proporciones adecuadas, y para muchos es considerada la mejor versión cinematográfica de Batman. Heath Ledger, contra todo pronóstico y con el enorme obstáculo de superar el trabajo de Nicholson, se dio a la tarea de personificar al agente del caos de Nolan.

Para preparar su personaje, Ledger se encerró en un cuarto de hotel en Londres durante un mes, donde se documentó y leyó distintas novelas gráficas y cómics en el que Joker era el catalizador de las historias, entre ellas Killing Joke y Arkham Asylum. Ensayó las carcajadas, los ademanes y la voz; Ledger se dejó llevar por el personaje, por lo que la demencia del Joker se apoderó de él. El resultado: una versión que para muchos es la definitiva, ya que ejemplifica la demencia, la maldad y la personalidad criminal que hacen de Joker el único súper villano que hace temblar a Batman. Que Ledger muriera antes del estreno del filme le imprimió más fuerza a su actuación y a su Joker.


La trilogía de The Dark Knight de Christopher Nolan. 
Es uno de los mejores trabajos en el catálogo del murciélago. La versión de Joker tenía que guardar las proporciones adecuadas, y para muchos es considerada la mejor versión cinematográfica de Batman. Heath Ledger, contra todo pronóstico y con el enorme obstáculo de superar el trabajo de Nicholson, se dio a la tarea de personificar al agente del caos de Nolan.



Para preparar su personaje, Ledger se encerró en un cuarto de hotel en Londres durante un mes, donde se documentó y leyó distintas novelas gráficas y cómics en el que Joker era el catalizador de las historias, entre ellas Killing Joke y Arkham Asylum. Ensayó las carcajadas, los ademanes y la voz; Ledger se dejó llevar por el personaje, por lo que la demencia del Joker se apoderó de él. El resultado: una versión que para muchos es la definitiva, ya que ejemplifica la demencia, la maldad y la personalidad criminal que hacen de Joker el único súper villano que hace temblar a Batman. Que Ledger muriera antes del estreno del filme le imprimió más fuerza a su actuación y a su Joker.
El verdadero nombre de Joker es desconocido, así como su edad, ciudad natal o las actividades que realizaba antes de aterrorizar a Gotham City con su pálida cara y roja sonrisa, esta es la conclusión oficial para hablar de su origen. Para el futuro proyecto, el equipo no debe de olvidar algunos de estos cómics, además de la frase: "La locura es como la gravedad, ¡todo lo que necesita es un pequeño empujón!".

domingo, 29 de octubre de 2017

«Siempre supe que al propio Borges no le había gustado. Dijo que era pedante, que es una cosa muy extraña de decir al respecto, y que se trataba de un laberinto.


 Y lo peor de un laberinto es que no hay manera de salir. Y ésta es una película de laberinto sin salida. Borges es medio ciego. Nunca olvides eso. Pero sabes, yo podría entender que él y Sartre simplemente odiaban a Kane. En sus mentes, ellos veían –y atacaban– algo más. El problema son ellos, no mi obra». Con estas palabras cerraba en 1983 Orson Welles la discusión crítica que inició el afamado escritor argentino y las bocas de cientos de detractores en todo el mundo con respecto a Ciudadano Kane.
Pero, ¿estaba realmente equivocado Borges? ¿Con qué ojos debemos ver una película de 1941 y que ha sido catalogada por décadas como la mejor de todos los tiempos? ¿Esos ojos distan de aquellos que la vieron por primera vez?
Si partimos de la primera queja rastreable en el filme, ésa que intenta hacer de la historia una fábula que acusa a la gran vanidad como el peor acto humano sobre la tierra, nos deja una sensación bastante incómoda el debatir su desenlace narrativo. Anhelar un objeto cuyo valor económico es ínfimo comparado con el memorial que éste representa parece un cuento de hadas que hoy nos suena moralino y, quizá, nos deja insatisfechos en la actualidad, donde necesitamos más dramatismo feroz para adorar una cinta de colores impetuosos. Sin embargo, ¿este juicio no es un tanto anacrónico? Muy a pesar de los comentarios negativos en su época, ¿no era este debate moral y ontológico (un tanto ramplón) menester de la sociedad que le vio nacer?

Por otro lado, si es que la eticidad de la narración molesta por su simpleza, las reflexiones metafísicas que Ciudadano Kane ofrece a través de su personaje central y sus dubitativas en torno a su pasado, presente y ambición futura, son otro tema que puede tomarse como un gran éxito o un colosal fracaso. Un lento fiasco si es que se le juzga desde el suelo del ahora. Esa deconstrucción y construcción visual que nos da Orson Welles alrededor de su protagonista, sin aparente orden cronológico para la tradición fílmica de los 40, o se convierte en un festín para quienes aman la no-linealidad del cine o un abrumador torbellino sin sentido que sólo muestra escenas lánguidas en blanco y negro.
Este orden confuso y juego de escenarios fue toda una revolución en la cinematografía, no hay duda; empero, en su momento fue asombrosamente ininteligible, hoy es una experimentación que cansa, y ¿podemos enaltecer a una película sólo por su aportación narratológica aun cuando ésta sea un paso cansado para el espectador? La pregunta queda abierta.
De producción impecable, fotografías que marcaron un antes y un después para el cine y planos que dejan sin aliento, Ciudadano Kane es un filme que se hizo de cuantos recursos le fue posible pero, al parecer, no para hacerse indispensable en el gusto del público, sino en los anales de la industria que mezcla arte y espectacularidad.
Por último, los diálogos son demasiado largos y las tomas –aunque magistrales– son estáticas o apacibles para nuestra manera de ver cine, los guiños o disparos del guión son bastante cansados para cualquier espectador de la cinta y, a pesar de que es un gran contexto histórico el descubrir que este relato se basó en la vida de uno de los millonarios más importantes del Siglo XX, ¿a nosotros qué nos puede decir ese dato ya pasados tantos años? Y esto, aunque seguro será tildado de crítica millennial o palurdismo posmo por los puristas del cine, es una verdad inexorable si es que buscamos una buena película en sentido comercial o de entretenimiento –lo cual es totalmente válido y plausible–, no en las líneas benjaminianas de la emancipación humana.
Cudadano Kane es, en suma, un hito en la industria, un giro de paradigma, un episodio indispensable en el recorrido del cine, pero también un enorme bostezo para el público actual. Su grandeza debe entenderse desde su tiempo, desde su técnica y su ingenio; de lo contrario, es una pérdida de tiempo para quien busca entretenimiento y arte.

sábado, 28 de octubre de 2017

Llegar hasta el piso 14 del Hotel Four Seasons en Beverly Hills es como vivir una verdadera película de Hollywood, donde gigantes guardaespaldas llevan audífonos y micrófonos del estilo que solo el servicio secreto suele tener para cuidar al presidente. Pero así es como 20th Century Fox cuida una superestrella como Leonardo DiCaprio. Y después de llegar hasta la última habitación del largo pasillo, después de pasar por la custodia de otro guardaespaldas ubicado en la puerta de la suite 1401, finalmente tuvimos la exclusivísima entrevista, con Leo DiCaprio, a solas.



- ¿Se da cuenta de lo que significa Leonardo DiCaprio para otras personas…el poder que realmente tiene?

- ¿El poder?

- Y...hay gente que lo ama y sigue sus películas en todos los rincones del mundo ¿Realmente no se da cuenta de 'ese' poder?

- Para mí, ir a una premier es una experiencia muy rara donde al mostrar una de mis películas también puedo ver las grandes cantidades de fans mostrando su apoyo. Y es estupendo. Para un artista que trabaja tan duro en lo que hace, se siente muy bien el reconocimiento de la gente.

- ¿Y cuando va a filmar a otros países, como cuando fue a Argentina para filmar las últimas escenas de ‘The Revenant’, es posible disfrutar los nuevos lugares, como una persona normal?

- No, lo cierto es que cuando viajo a estos lugares, me concentro demasiado en el trabajo y apenas tengo un par de horas para explorar el territorio. Pero a veces consigo muy buenas experiencias gracias al cine, porque puedo conocer la cultura y mucho más. Pero esta vez no fue así, desafortunadamente.

- ¿Aprendió algo de español al menos, durante el viaje?

-No, no, para nada.

-¿Ni siquiera aprendió español con un director mexicano, como Alejandro González Iñárritu?

-El español que habla a diario Alejandro causa bastante gracia. Yo apenas entendí algunas palabras de lo que decía y ni siquiera me acuerdo de las frases, pero sí. Lo mejor es que Alejandro es un artista real, un verdadero director de cine independiente. Estaba filmando una película épica, a gran escala. Y cuando tenía la oportunidad de disfrutar algo de tiempo libre con el resto de los actores y explorar la naturaleza, lo veíamos como un adolescente con su cámara nueva. Fue increíble.

-González ganó un Oscar, el año pasado con la película ‘Birdman’ y todos dicen que esta vez es tu turno. ¿Es posible que habiendo sido nominado cuatro veces, nunca haya ganado un Óscar? ¿Cree que finalmente lo consiga?

-Supongo que es una de esas cosas que pasan en el cine, donde hago lo mejor que puedo para conseguir la mejor obra de arte. Pero no tengo el menor control de lo que pueda pasar después.

-Por las dudas, yo le traje de regalo un Oscar de chocolate, para que vaya tomándole el gusto...

-(Risas) ¡Gracias! (Recibe el Óscar… de chocolate, con las dos manos y después de amagar a levantarlo como un trofeo, lo guarda en el bolsillo derecho).

-¿Qué significaría el Oscar para alguien como Leonardo DiCaprio?

-Por supuesto, si la película llegara a ganar algún premio o consigue buenas críticas, para mí sería realmente estupendo porque esta es la clase de cine que ya no se hace tan seguido y me gustaría ver muchas más parecidas en Hollywood. Solo puedo desear que pase lo mejor.

-¿Qué significó entonces la primera nominación al Oscar con 'What's Eating Gilbert Grape', 20 años atrás?

-Fue algo que me sorprendió mucho. Y me acuerdo que yo estaba petrificado por la idea de tener que subir y hablar frente a todos, cuando me contaron la cantidad de gente que veía la ceremonia del Oscar. Yo rogaba que no tuviera que subir a recibirlo. Eso es lo que me acuerdo.

Así como Al Pacino tuvo que esperar nada menos que siete nominaciones para recibir el Óscar con 'Scent of a Woman', Leonardo DiCaprio parece tener la misma maldición que tuvo su gran amigo, el director Martin Scorsese ,porque él tampoco recibió el Óscar hasta que obtuvo la séptima nominación con la película 'The Departed', dondeDi Caprio justamente fue el protagonista. Casualmente, apenas había pasado un año del primer Óscar de Al Pacino, cuando Scorsese recibió su cuarta nominación por 'The Age of Innocence' y, DiCaprio recibió la primera nominación al Óscar con apenas 19 años, por la película 'What´s Eating Gilbert Grape', que protagonizó con Johnny Depp (otra estrella sin corona).

Después vino el éxito de Titanic, que consiguió 14 nominaciones y 11 estatuillas, pero solo Kate Winslet estuvo nominada y él apenas se conformó con la popularidad mundial, sin ningún reconocimiento de la Academia de Hollywood. 'Gangs of New York' y la dirección de Scorsese también pudo haber sido una buena oportunidad, pero Di Caprio no figuró entre las 10 nominaciones de la película (que al final, tampoco se llevó ninguna estatuilla). Ni siquiera lo nominaron con Tom Hanks o Steven Spielberg cuando juntos filmaron 'Catch Me if You Can' (ahí solo fue reconocido Christopher Walken en la categoría de Mejor Actor de Reparto). Y la segunda nominación recién llegó en el 2005 con la película 'The Aviator', pero el Oscar se lo quedó Jamie Foxx por 'Ray. Con la siguiente película, 'The Departed', que coronó a Martin Scorsese como Mejor Director, el Oscar volvió a ignorar a Di Caprio, aunque esa misma noche sí estuvo nominado por la película del tráfico de diamantes africanos 'Blood Diamond'... aunque el trofeo se lo llevó otra historia africana con la historia del dictador Idi Amin en manos de Forest Whitaker y 'The Last King of Scotland'. Tampoco lo nominaron por 'Revolutionary Road', ni 'Inception' o 'J.Edgar' y ni siquiera con 'The Great Gatsby'. Y para cuando fue nominado por cuarta vez, con 'The Wolf of Wall Street' (en la misma noche tuvo dos nominaciones, porque figuraba como productor en la categorìa Mejor Película), el Oscar se lo entregaron a Matthew McConaughey por 'Dallas Buyers Club'. Con la película 'The Revenant', Leonardo DiCaprio recibiría su quinta nominación al Oscar como actor (sexta nominación, si se cuenta la que recibió como productor de 'The Wolf of Wall Street'). Una nueva oportunidad y apenas una esperanza de no tener que esperar tanto como Pacino o Scorsese, con la gloria de un Oscar que ha dejado demasiadas cicatrices en la carrera profesional de Leonardo DiCaprio.

-¿Así como su personaje en la película ‘The Revenant’ demuestra su heroísmo con sus cicatrices, podemos decir que sus películas y las nominaciones al Oscar son las cicatrices de su carrera profesional como actor?

-(Risas) Si son buenas cicatrices, seguro.

-¿Cuál de todas sus películas le gustaría mostrarle por primera vez a sus hijos, en el futuro?

-Bueno, supongo que mis hijos tendrían que llegar a una edad muy particular para poder ver la mayoría de mis películas porque muchas de ellas tratan circunstancias extremas y cierta violencia. Pero la primera película que probablemente me gustaría que vean mis hijos sería '(What's Eating) Gilbert Grape' y 'This Boy's Life' porque era una película sobre la niñez y fue un momento muy especial para mí.

-La película ‘The Revenant’ muestra una frase de su personaje, que dice que el viento no puede quebrar un árbol con buenas raíces ¿Las nominaciones al Óscar en ese sentido son también las buenas raíces para la carrera de un actor?

-Sí... una de las cosas que descubrimos con el rodaje de esta película son frases así, el tema de la venganza, la perseverancia de un hombre y la habilidad de adaptarse y seguir insistiendo hasta en las peores circunstancias. Esa es la historia de Hugh Glass, mi personaje en esta nueva película.

Con la dirección de Alejandro Gonzalez Iñarritu, 'The Revendant' es bastante diferente a las clásicas películas del Lejano Oeste de Hollywood. Y Leonardo DiCaprio es el mejor en explicarlo: "La película está basada en una verdadera historia de Hugh Class, como el líder de un grupo que mientras busca pieles, es perseguido por la tribu de indios Arikara", comenta, "y en medio del viaje, es atacado por un oso que lo deja casi muerto y aislado del grupo". Es ahí, donde la película también cambia por completo, porque el mismo grupo que él lideraba lo deja atrás con la mala compañía del personaje que tan bien interpreta Tom Hardy, mostrando cómo DiCaprio hace lo imposible para sobrevivir con la única obsesión de buscar venganza.

-¿Cómo describiría la historia de su personaje, con sus propias palabras?

-Hugh Glass no es el cazador de pieles más tradicional. Viene de una guerra que realmente lo afectó en diferentes formas, porque fue testigo de la matanza de la población indígena en Norteamérica y la crueldad del gobierno norteamericano. Por eso se aleja del resto del mundo y se aferra tanto a la naturaleza. También se enamora de una mujer indígena y tiene un hijo que es mitad indio y mitad blanco. Y el desafío que enfrenta como padre de un hijo que tiene que vivir en ese período es lo que también marca el tono de la película.

-¿Aunque la película está basada en la vida real de Hugh Glass, es realmente cierto que buscó venganza en la vida real, por la muerte de su hijo?

-En realidad fue un elemento que agregamos al guión, porque le generaba otra dimensión emocional con el público. En la película colocamos a su hijo en una situación donde termina perdiéndolo y siente que el fantasma de su hijo lo sigue por todos lados.

-¿A nivel personal, se considera la clase de persona que buscar venganza como en la película?

-Yo no soy muy vengativo. No podría decir lo que soy.

-¿Y es cierto que antes de empezar con el rodaje tuvo que pasar por un fuerte entrenamiento, con el resto de los actores?

-Es verdad, tuve que aprender a sobrevivir porque había muchos detalles parecidos en el guión. Y trabajamos con especialistas que nos enseñaron a usar los mosquetes que usamos en la película, porque se tarda un minuto en cargar el arma. Y la piel de oso que casi me mata en la película también se convierte en un elemento de supervivencia , como abrigo.

-¿Qué más aprendió?

-Aprendí a encender el fuego usando elementos naturales, aprendí cómo comer y sobrevivir en temperaturas muy frías. Necesitaba aprender todo eso. Y los diarios que escribieron los cazadores de pieles también nos dieron una idea de las condiciones difíciles en que ellos vivían. Estos hombres eran increíbles. Era una época diferente. A mí me encanta la naturaleza, trabajar con el medio ambiente, pero jamás podría decir que estoy a su nivel. Nunca podría hacer lo que hacían estos hombres.

- ¿El rodaje fue tan difícil y doloroso como se ve en la pantalla?

- Sí...y todos creo que sabíamos en lo que estábamos metiéndonos, al momento de hacer una película así. Nos presionamos hasta el máximo extremo, tratando de revivir los pasos de estos hombres. Es una historia legendaria norteamericana de supervivencia y perseverancia de un hombre que vivió para contarlo. Y lo bueno es que pudimos filmar en los mismos escenarios, para ser lo más realistas que podíamos. Pero muchas de las escenas fueron muy difíciles de hacer.

- La escena de la lucha con el oso es lo que más habla la gente…

- Esa escena creo que es una de las experiencias más increíbles que va a tener el público en el cine. Fue muy difícil filmarla, pero el producto final es realmente asombroso, porque Alejandro (Gonzalez Iñarritu) consiguió poner al público en medio de la escena. Se puede ver si una mosca está volando en medio del ataque y prácticamente se siente respirar al oso. Te deja sin aliento. Lo que conseguimos, realmente, va más alla de todo lo que yo vi en la historia del cine.

- ¿Las peores experiencias en medio de un rodaje ayudan en el proceso creativo del actor?

- Supongo que sí. Yo solía tener mucha más adrenalina cuando era joven. Pero hay que entender que hacer cine es como controlar un caos. Hay mucha gente que se preocupa por mi seguridad. Por eso es que nunca me lastimé filmando esta película, ni siquiera una vez. Tuve muchas gripes y resfríos por estar en temperaturas por debajo de cero grados y tuve que meterme en agua congelada, pero siempre había un grupo de gente que me ayudaba. Mucho de lo que se ve increíblemente difícil de hacer, fue increíblemente difícil de hacer, pero también lo ensayamos al máximo, con las mayores precauciones posibles.

- ¿Podemos decir que la película también es bastante política, cuando toca los polémicos temas del comercio de pieles de animales y el medio ambiente?

- Los elementos existen. Personalmente, me encanta encontrar una película que trata sobre el medio ambiente que es tan literal, con algo que todavía sucede en el mundo actual. Las compañías petroleras van a Papua y Nueva Guinea o el Amazonas y Canada y echan a los indígenas de sus tierras o envenenan sus tierras y cortan sus árboles.

- ¿Este rodaje cambió tu vida o tu forma de pensar en ese sentido?

- Creo que sí, pero más que nada por todo lo que pasamos, por todo lo que hablamos sobre la relación del hombre con la naturaleza, la relación del hombre con otros hombres, el hombre enfrentando el mundo natural y otros animales, todas las experiencias que tuvimos también forman parte del arte del cine. Fue una experiencia mágica.

- ¿ Y Cuáles son tus peores miedos, en la vida real?

- Supongo que tengo los mismos miedos que cualquier otra persona. Y después de haber pasado por las circunstancias más extremas, igual que Hugh Glass en esta película, quiero seguir viviendo. Quiero dejar todo lo malo atrás y encontrar solo lo positivo, al final.

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