jueves, 31 de agosto de 2017

Akira Kurosawa Entre oriente y occidente.

Imagen de Jurosawa junto a los carteles de algunas películas

La carrera cinematográfica de Akira Kurosawa (1910-1998), procedente de una familia de samurais, empezó en 1936, pero no debutó en la dirección hasta 1943. A partir de este momento, escribió y dirigió sus más de 30 películas, además de escribir para otros realizadores. hasta el final de la guerra mundial dirigió algunas cintas de propaganda nacionalista.

Su obra más personal se inició en 1946 con No añoro mi juventud (Waga seishun ni kui nashi), en la que ya dejó ver su espíritu humanista y su estilo refinado. Kurosawa obtuvo el reconocimiento a nivel internacional a raíz del éxito de Rashomon (1950), que causó un fuerte impacto en occidente debido a su perfección técnica, su intensa carga psicológica y su uso diacrónico del tiempo. En esa película Kurosawa planteaba el concepto de subjetivismo, a través de la historia de un crimen narrado desde diferentes y contradictorios puntos de vista. Los premios en Venecia y los Oscar dieron un impulso a su carrera, que pudo plantear desde ese momento con mayor libertad creativa.

Fotogramas de Rashomon, El idiota y Vivir

Dentro del panorama de su país, Kurosawa fue, desde los años 50, uno de los cineastas más abiertos a la cultura occidental, como muestra la magnífica Vivir (Ikiru (1), 1952). También hizo varias adaptaciones libres de obras de Shakespeare, como Trono de sangre (Kumonsom-Djo, 1957) a partir de Macbeth y Ran (1985) desdeEl Rey Lear, de Dostoiewski en El idiota (Hakuchi, 1951) y de Máximo Gorki, en Los bajos fondos (Donzoko, 1957). Durante años, Kurosawa fue uno de los pocos directores japoneses distribuido y conocido en Occidente, y algunas de sus obras, como Los siete samurais (Shichinin no samurai, 1954) alcanzó tal éxito, que fue versionada en Hollywood en clave de western, Los siete magníficos (The Magnificent Seven (2), John Sturges,1960).

Fotogramas de Siete samurais, Mercenario y El infierno del odio

En toda su obra, la explosión de violencia que emana de sus imágenes y el poderoso vigor de su narración son siempre subsidiarias del insobornable aliento humanista de su autor. Es el caso de la bellísima El cazador(Dersu Uzala (3) (1975), una cautivadora cinta con trasfondo pacifista y ecologista rodada en las estepas y bosques de Siberia, en coproducción con la URSS. La película alcanzó un gran éxito a nivel internacional. Ello relanzó la carrera del viejo maestro gracias al apoyo que recibió de varios productores franceses y americanos, Coppola y Lucas incluidos. De esa forma rodó sus fantásticas superproducciones sobre las guerras feudales niponas. Kagemusha (1980) y Ran (1985). La ambiciosa Los sueños (Konna Yume Wo Mita (4), 1990) y la emotiva Madadayo (1993) son sus últimos filmes, aunque aún dejó algunos guiones que otros directores rodaron tras su muerte.



Fotogramas de Dersu uzala, Ran y Los sueños.


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